Ahora que ha comenzado un año nuevo es el momento de plantearnos cómo ser mejores padres, pues todos tenemos aspectos en los que podemos mejorar.

Normalmente los propósitos de año nuevo están basados en dejar hábitos negativos tales como fumar, y adoptar hábitos positivos como hacer más ejercicio y comer mejor. El año nuevo es el motivo perfecto para convertirnos en mejores personas pero, si tenemos hijos, también es la oportunidad perfecta para convertirnos en mejores padres.

Pasar más tiempo con los hijos:

Es uno de los deseos más habituales entre los padres. Un error que sucede a menudo es regalar muchos juguetes en las fechas señaladas para hacer feliz a los hijos aunque no podamos dedicar mucho tiempo a jugar nosotros mismos con ellos porque nuestro trabajo y las demás obligaciones nos lo impiden. Los niños agradecerán inmensamente que aprovechemos el poco tiempo disponible que tenemos para jugar con ellos, escucharles y aconsejarles.

Preocuparnos por sus resultados académicos:

Los alumnos tienen mucha más motivación cuando saben que sus padres les ayudan con los deberes siempre que sea necesario, les preguntan qué han aprendido hoy en el cole y se esfuerzan por comunicarse con sus profesores y por informarse sobre sus notas. Si los padres no muestran interés por su avance escolar será mucho más difícil tener motivación por aprender mucho y por sacar buenas notas.

Ser un buen ejemplo:

Cuando los padres nunca gritan ni dicen palabrotas, nunca tienen una palabra negativa sobre otra persona y siempre buscan el lado positivo de la vida, el niño imitará estos rasgos tan importantes.

La razón por la cual muchas personas olvidan sus propósitos de año nuevo después de los primeros días de enero es porque cometen algunos errores, como pensar en propósitos poco realistas o en objetivos que no se pueden medir. Los padres deberán preguntarse si pueden cumplir estos propósitos, y elegir fechas o cantidades específicas que determinarán el cumplimiento de los propósitos.

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