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Las emociones son intensas durante un tratamiento para concebir, tanto para la mujer como para su pareja. Las expectativas son altas desde la ovulación porque de lo contrario sería difícil acudir con tanta frecuencia al especialista y seguir con el tratamiento de fertilidad.

Algunas emociones habituales:

La esperanza ayuda a las parejas a continuar con el tratamiento aunque en el pasado los resultados no hayan sido positivos. Pero también les acompaña el cansancio de vivir en torno a un calendario de fechas importantes y de citas médicas, la tristeza por ver ese resultado negativo y el enfado al recordar que otras parejas pueden tener un hijo sin necesitar este tratamiento.

Muchas parejas se sienten incomprendidas porque sus familiares, amistades y compañeros de trabajo muy posiblemente no conocerán las dificultades y emociones relacionadas con este tratamiento de fertilidad.

Consejos:

Aceptar la situación

Sí, es más difícil quedarte embarazada en comparación con otras mujeres, pero también existen otras parejas que están viviendo el mismo problema. Podréis conocer a muchas de estas parejas. Tenéis esperanzas de que este tratamiento de fertilidad funcione, lo cual es ideal para ayudaros a luchar por lo que deseáis, pero también es importante tener un plan alternativo por si este tratamiento no funcionase, y deberéis decidir hasta qué momento seguiréis intentando tener un bebé por medio de un tratamiento de fertilidad.

Seguir con vuestras vidas

Muchas parejas deciden retrasar sus vacaciones o postergar unos estudios que habían decidido comenzar, porque están tan centradas en este tratamiento que no consiguen pensar en otra cuestión que no sea la del deseado embarazo. Estaréis afrontando el problema de la infertilidad de una manera que os generará estrés, y estas preocupaciones pueden prolongar la dificultad para quedarse embarazada. Para contrarrestar la incertidumbre os recomendamos coger esas vacaciones o comenzar ese curso que tanto estáis deseando. 

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